Parece difícil sentir soledad en medio de las risas de tus hijos, de la compañía de tu esposo, del gozo de una familia. Pero la sensación de soledad puede llegar de pronto y crecer hasta ser abrumadora y aplastante, que abate el alma y va convenciendo de tristeza.
¿Te has sentido sola? A veces hay etapas en las que enfrentamos esa sensación de soledad, sentir que no tienes a quien platicarle tu cansancio extremo, tu agotamiento físico, mental, espiritual.
Tal vez lo estás enfrentado en este momento. Tal vez la fuerza física se te va acabando con cada día qué pasa, con cada desvelo, con cada comida preparada y ropa lavada. Tal vez la mente se te agota con cada preocupación que tienes que enfrentar, con cada temor que tienes que vencer, con cada recuerdo del pasado que llega a atormentarte de la nada y con cada mirada al futuro cuando parece incierto.
Tal vez tu fe se debilita, tal vez tus dudas crecen y tu gozo se apaga, tal vez tu fuerza para volver a la Palabra, a la Verdad parece difícil de alcanzar. Tal vez has pensado que te has equivocado demasiado, que has fallado demasiado, qué hay cosas que simplemente no puedes solucionar.
Y es cierto. Hay muchas cosas que no puedes solucionar. Hay muchas luchas que te harán sentir en soledad y que tu mente puede convencerte de eso, de sentirte insignificante, de reaccionar intolerante y de estar infeliz. Pero en medio de esa oscuridad nunca olvides qué hay una luz más fuerte que tu sentir, que tu temor, que tu remordimiento, que tu pensamiento.
Esa luz no depende de mi, ni de ti, ni de la circunstancia o del tamaño de tu problema. Esa luz es aquella que vino al mundo, que venció a las tinieblas, que se levantó de la muerte y que ganó para ti una victoria que sería imposible de conseguir, imposible de lograr con nuestra fuerza, con nuestro pensamiento, con nuestra voluntad.
Esa luz que es Cristo. Esa luz que necesitas recordar y aferrarte con cada idea de soledad, con cada día de fatiga, con cada dolor silencioso, con cada llanto que dejas salir cuando nadie te ve, cuando vuelves a pensar en tu cansancio, en tu soledad.
Pero querida mamá, no estás sola.
“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.
Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.”
1 Pedro 5:8-11 RVR1960
No se que estás enfrentando, desconozco tus luchas y los detalles que la rodean, pero se que está palabra es cierta, tanto como cada promesa y cada verdad que hay en la Biblia. Tanto como la fidelidad de Dios que te ha traído hasta este punto en tu vida y que no te dejara, no te soltara y no te abandonara-sin importar lo que has pensado o cuántas dudas has tenido- porque este camino no depende de ti, depende de Él.
Y sí, hay mucho que no puedes solucionar, hay mucho que te hará sentir sola, triste, agobiada o sin esperanza. Pero este mismo padecimiento está en las vidas de muchas, más de las que imaginas y la esperanza de la cuál puedes asirte hoy esta en los siguientes versículos: el Dios de toda gracia…después de un tiempo, el mismo te perfeccionará, animará, fortalecerá y establecerá.
Si hoy te sientes identificada con esta realidad te invito a que cada que venga la lucha, el pensamiento, la tristeza o esa sensación de soledad intentes mantener en tu pensamiento y de una manera activa esta palabra. No tienes porque resistir sola, porque no estás sola, no tienes porque contar tus detalles pero puedes saber que estaremos orando por ti, por todas aquellas que se sienten solas, por todas aquellas con el alma abatida, por todas las que luchan cada día por sonreír para sus hijos aunque sienten el corazón roto. Porque llegará un día en el que esté tiempo difícil pasará, en el que volverá el gozo y verás cómo se cumple esta promesa.
¿Cuándo será?
¿Cuánto tiempo deberás soportar?
Sinceramente no tengo una respuesta para eso, pero si se que mientras ese tiempo llega podemos unirnos en la fe y darle gloria por su consuelo, correr a sus brazos por su abrazo, derramar nuestras lágrimas en oración al abrirle nuestro corazón, nuestra mente y nuestras dudas y temores. Y saber que en esta batalla no resistimos solas. Resistimos con el poder de su Espíritu Santo, con la verdad de sus promesas en la Biblia y con la compañía de la iglesia, de todos aquellos que han elegido seguirlo y dejar de vivir para sí mismos, dejar de pensar lo que podemos pensar para sujetar cada idea bajo su verdad, hasta que su voz apague el miedo, la tristeza y toda falsa soledad.
“Clama a mi y yo te responderé…” (Jeremías 33:3)
Y cuando te sientas sola, clama, que yo también quiero clamar por ti, hasta encontrarnos en nuestra eterna morada donde descansaremos por fin de toda aflicción.
¿Te unes al clamor?
Oremos juntas:
Señor Jesús, se nuestra fortaleza en medio de la dificultad, nuestra luz en medio de la oscuridad, nuestro amigo fiel en medio de la soledad y nuestro refugio en la tormenta. Ayuda a cada uno de los corazones que necesitan tu consuelo, a cada mamá desanimada, a cada mujer esforzada. Así como te lo pido por mi te lo pido por todas aquellas a las que tú conoces, a las que tú cuidas y sustentas. Se nuestra porción, nuestra roca segura, nuestro fundamento eterno. Guarda nuestra vida, nuestra mente, nuestro corazón, usa nuestras manos para formar hijos e hijas para ti. Danos fuerza renovada para seguir este llamado, para no soltarnos de tu mano, para fijar nuestro pensamiento en ti y perseverar en tus promesas cada mañana, cada noche, cada madrugada, cada instante. Así como te lo pido por mi te lo pido por todas las que enfrentan sus propias luchas, nosotras nos quedamos sin fuerza pero tú no desmayas, no te cansas, no te duermes y no quitas tu mirada de nuestra vida. Tú nos guiarás en este mundo y hasta que regreses, tú eres nuestro Dios fuerte, nuestro padre eterno, nuestra paz. Guarda cada pensamiento bajo tu palabra, bajo tu promesa, bajo tu cuidado y guarda nuestra vida del maligno. No permitas que robe o destruya lo que tú nos has dado, lo que tú has ganado a través de la salvación que compraste para nosotras. Guarda a cada familia en tus manos, a cada hijo, hija, a cada esposo, a cada madre. Tú eres fiel, tu eres suficiente, tú no nos dejas solas.
Amén
¡Necesitaba estas palabras, gracias a Dios y gracias por este medio al darnos palabra de ánimo!🌷
Hermoso! Todas las mamás necesitamo renovar y recargar fuerzas cada día, hermosa oración. Bendito sea Dios. Bendiciones todas las mamis IDBN.
Mi lucha y pecado ha sido contra la ansiedad, y justo se desarrolló cuando empezamos a hacer HS. El pensar que todo dependía de mí y no compartir la responsabilidad, no hablar lo que estaba sintiendo y no traer todo a los pies del Señor me hicieron caer incluso en enfermedad. Pero el Señor ha usado esta prueba tan difícil para enseñarme que solo su Gracia es suficiente, que si Él quiere las cosas se hacen, y si no, será de otra forma mejor para su Gloria y no la mía. Sí, han habido días en los que me he sentido así, triste o sola, a pesar de gozar de las bendiciones de Dios. Nuestra oración debe ser justo así,…
Me encantó 💖 Creo que como mamis cristianas siempre necesitamos ir al único que verdaderamente nos Sostiene.
Gracias por tan hermosa reflexión gracias por esta nueva sección 😊
Amén!
” cause even if you don’t my hope is you alone“ 💕